Inspirado en los chalecos tradicionales afganos, este modelo transforma una prenda artesanal en una pieza de carácter. Los bordados, diseñados en París, evocan Hungría, las pinturas de Klimt y la Mitteleuropa, donde se cruzan influencias de Oriente y Occidente, desde la ruta de la seda hasta los talleres de Europa Central.

Cada motivo se realiza artesanalmente con un saber-hacer minucioso, y se remata con piel de cordero que realza la riqueza sensual del chaleco y su espíritu viajero.

Una pieza de excepción, poética y anclada en la materia, donde la tradición se convierte en viaje y el bordado en un lenguaje.

Esta pieza se crea siguiendo un enfoque responsable y circular, valorizando materiales procedentes de circuitos ya existentes y ofreciendo una segunda vida a un recurso precioso.